Recently, a dear friend from my two years in Mexico contacted me and asked me to write more frequently in Spanish, so I thought that I would take that opportunity for this particular topic. The English can be found in full below.
Hace unos días, un amigo querido que conocí durante mis dos años en Mexíco me escribió y me pidió que escribiera mas frecuentemente en el español, entonces pienso que este es el momento apropiado con este tema. La traduccion plena se encuentra mas abajo.
Mi esposa y yo tenemos un hábito que, a lo mejor, parece muy extraño a nuestros amigos americanos. Durante la Semana Santa y las fiestas navideñas, muy a menudo nos encontrarás sentado en la sofá o la cama, viendo programas de television en el idioma español que muestran ceremonias de el catolicismo. Esta semana pasada, pasamos la noche de viernes viendo una emisión de La Pasión de Iztapalapa, una tradicion de casi 180 años. Tambien vimos un poquito de las estaciones de la cruz por el papa Benedicto XVI desde Roma. Y cada 12 de diciembre, nos puede encontrar viendo el espectáculo de las mañanitas a la Virgen de Guadalupe desde su basilica en la Ciudad de México. Aunque no creemos en todas las cosas que estos acontecimientos simbolicen, y aunque estas ceremonias no pertenecen a nuestra nacionalidad o communidad religiosa, sentimos un respecto profundo y nostalgia por estas tradiciones porque los dos pasamos mucho tiempo entre el pueblo mexicano, y como resultado, desarrollamos un amor grande por esta gente. (Yo era misionero en la Misión México Tampico por dos años y mi esposa vivia en Guadalajara por unos años cuando era joven, y despues servía como misionera en el estado de Washington entre los trabajadores inmigrantes, que eran mexicanos en mayor parte.) Yo siento muy fuerte "de estar en casa" con estas tradiciones culturales, aun cuando no son mias, y este sentimiento va más alla de las casualidades de mi país natal. Y porque pertenecemos a una iglesia que está tan pobre en liturgia, especialmente en cuanto a la Semana Santa, debemos agarrarlo dondequiera se encuentra.
My wife and I have a habit that likely seems strange to most of our American friends. During Holy Week and the season of Christmas, you will not infrequently find us watching Spanish-language television broadcasts of Roman Catholic religious services. Just this past week, we spent our Friday night viewing a broadcast of the Passion Play of Itztapalapa, a tradition nearly 180 years old. We also watched a portion of Pope Benedict XVI's Stations of the Cross from the Colosseum in Rome. On any December 12, you can probably catch us watching the birthday celebration of the Virgin of Guadalupe from the basilica in Mexico City. Even though we do not believe in all of the things that these events symbolize, and that these ceremonies do not belong to either our nationalities or our religious community, we both feel respect and nostalgia for these traditions because of time that we both spent among the Mexican people, and the deep love that we developed as a result. (I was a missionary in the Tampico Mexico area for two years and my wife lived in Guadalajara for a time as a child, then served a mission in Washington state among migrant workers, many of who were Mexican). I know that feel a deep sense of belonging in cultural traditions not technically my own which transcends the accidents of my place of birth. And since we belong to a church that is poor in liturgy, particularly surrounding the Easter season, we will take it wherever we can get it.
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